Misioneros combonianos

Daniel Comboni, luego de ser ordenado sacerdote en el Instituto de Niccola Mazza, fue destinado como misionero al Vicariato Apostólico del África Central (actual Arquidiócesis de Jartúm) junto a otros cinco misioneros, el 14 de febrero de 1858. La empresa falló por la muerte de los compañeros de Comboni. Razón por la cual tuvo que regresar a Italia.

El 1 de junio de 1867, Comboni fundó en Verona un seminario para las misiones extranjeras, una especie de compañía de sacerdotes y laicos, sin voto alguno, aparte de la fidelidad al instituto, contando con la colaboración de los jesuitas para la educación de los futuros misioneros. Comboni llamó a la Compañía Hijos del Sagrado Corazón de Jesús. El 8 de diciembre de 1871 el obispo de Verona aprobó el instituto, convirtiéndose en una sociedad de derecho diocesano. En 1877 el fundador fue nombrado vicario apostólico del África Central y se trasladó a Jartum, sede del Vicariato. Allí murió en 1881.

El primer sucesor de Comboni, Francesco Sogaro, en 1885 transformó la sociedad en una congregación de votos simples, con la aprobación de Propaganda Fide. Bajo el gobierno de Sogaro la congregación no pudo regresar a Jartum a causa de la Guerra mahdista, sino hasta 1899, cuando las tropas sudanesas fueron derrotadas por los anglo-egipcios.

La congregación recibió el decreto pontificio de alabanza el 7 de junio de 1895. En 1910 la Santa Sedé aprobó definitivamente las Constituciones. Con el tiempo se fueron creando ciertas facciones entre los misioneros italianos y los misioneros de lengua alemana, especialmente en el período de la I Guerra Mundial, por lo que 27 de julio de 1923, la Santa Sede decidió mediar separando la rama alemana de los italianos y constituyéndolos en una congregación independiente: los Misioneros Hijos del Sagrado Corazón de Jesús, aprobados definitivamente el 18 de marzo de 1924. Fue luego del Concilio Vaticano II, con el llamado de la Iglesia a redescubrir los orígenes de la vida consagrada y de cada instituto, que las dos ramas decidieron reunirse nuevamente en una sola congregación (1975), con el nombre de Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, con la aprobación de la Santa Sede el 22 de junio de 1979.

El fundador fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1996 y canonizado por el mismo pontífice el 5 de octubre de 2003.

Los misioneros combonianos estamos presentes en cuatro continentes siguiendo la inspiración y la pasión misionera de Daniel Comboni. La variedad cultural de los países en los que trabajamos es un gran desafío que exige un esfuerzo continuo para adaptar los medios y el lenguaje a la realidad de cada pueblo. 

La lengua es la llave que da acceso a la cultura, por eso damos mucha importancia al aprendizaje de las lenguas locales así como al conocimiento de sus costumbres. 


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